Tiene una calidad nutricional superior a la mayoría de los cereales. Ofrece un alto porcentaje de proteínas y lo mejor es que se adapta a innumerables recetas. En esta nota te mostramos todas las opciones donde encontrarás esta diminuta pero “gran semilla”.

 

El grano presenta un alto porcentaje de proteínas, entre el 15 y el 17 por ciento, pero su importancia radica no solo en la cantidad sino en la calidad, que está dada por el excelente balance de aminoácidos.

 

Tiene un importante porcentaje de lisina, un aminoácido esencial en la alimentación humana dado que el organismo no lo puede fabricar y necesita incorporarlo a través de los alimentos.

Además, la lisina se encuentra en muy poca cantidad en otros cereales.

 

Según la FAO y la OMS, sobre un valor proteico ideal 100, el amaranto posee 75, mientras que la soja posee 68, el trigo 60 y el maíz 44. Además, la digestibilidad de su grano es del 93 por

ciento.

Si se lo complementa con un cereal como el trigo, arroz o legumbres se obtiene un perfil de aminoácidos similar al de la carne.

Por otro lado, el grano de amaranto no posee gluten, por lo que se trata de una buena opción para aquellas personas que presentan celiaquía. Igualmente, deben contar con el sello que

certifique esta condición.

 

Los hidratos de carbono se encuentran en forma de almidón y en un porcentaje del 50 al 60 por ciento. Las reducidas dimensiones del gránulo de almidón permiten que resulte más fácil de digerir.

 

El contenido de lípidos ronda el 8 por ciento que, por ser de origen vegetal, es de buena calidad.

 

Las hojas también se consumen en numerosos países de América, África y Asia. Presentan un contenido interesante de proteínas, que aportan ciertos aminoácidos: ácido aspártico, glicina, lisina y ácido glutámico. Asimismo, son ricas en calcio, fósforo, hierro,

magnesio, vitaminas A y C.

 

Algunas especies tienen elementos anti-nutricionales, por lo que las hojas se deben consumir tiernas, es decir que se deben hervir y escurrir antes de su consumo.

 

Risotto de amaranto:

queso azul, remolachas

y peras asadas con romero

Autor: Mauricio Savoca*

Ingredientes

  • 200 gramos de amaranto.
  • 40 gramos de cebolla morada.
  • 50 gramos de pimiento morrón o de piquillo.
  • 100 gramos de remolachas cocidas y licuadas.
  • 40 gramos de caldo de verduras con manteca.
  • 25 gramos de queso azul.
  • 2 peras.
  • Romero, a gusto.

Preparación

  1. Lavar bien el amaranto con agua fría y luego cocinarlo en caldo

de verduras a razón de 4 tazas de caldo por una de amaranto.

Una vez que se absorbe el agua queda el amaranto esponjoso

y suave, y se reserva.

  1. Cortar la cebolla y el pimiento en brunoise (cuadraditos

chiquitos) y saltearlos en aceite de oliva. Agregar el amaranto

previamente cocido y las remolachas licuadas, y revolver. Darle

punto con un poco más de caldo, si es necesario. Una vez que

tome color, agregar el queso azul y la manteca, y dejar reposar

tapado.

  1. Tomar las peras y cortarlas en cuartos. Colocar en una fuente

para horno con sal, pimienta, aceite de oliva y romero, y tapar

hasta que estén tiernas. Reservar.

  1. Servir el risotto en un plato hondo y colocar encima las peras.

Si lo desea, se puede espolvorear con pistachos tostados y salados.

 

Calabazas rellenas con amaranto:

y mix de semillas tostadas

Autor: Mauricio Savoca*

Ingredientes

  • 1 calabaza.
  • 2 choclos.
  • 1 cebolla.
  • 150 centímetros cúbicos de leche.
  • 25 gramos de almidón.
  • Arvejas o chauchas, a gusto.
  • Semillas de girasol, lino y chía, a gusto.
  • Queso muzzarella.

Preparación:

  1. Cortar la calabaza en dos, a lo largo, y asar en horno a 180

grados durante 20 minutos con aceite de oliva, sal y pimienta.

  1. Cortar la cebolla chiquita y saltearla en oliva, desgranar los

choclos y agregar a las cebollas; desglasar con la leche y agregar

las arvejas o chauchas precocidas en agua caliente.

  1. Disolver el almidón en un poco de leche fría y agregar a la

mezcla. Cocinar hasta espesar.

  1. Condimentar con sal, pimienta y nuez moscada a gusto. Con

esta mezcla, rellenar las calabazas, poner la muzzarella por encima

y gratinar. Aparte, en una sartén de teflón limpio, saltear

las semillas para lograr un sabor tostado y espolvorear sobre las

calabazas. Servir con ensalada a gusto

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