Así lo dejó en claro la periodista Valeria Schapira en diálogo con Celi&co.  “La reacción del otro al decirle que tenemos condición celíaca en la primera cita puede mostrarnos su calidad humana”, agregó la escritora.

 

«Conocer a alguien despierta toda una serie de inquietudes y, obviamente, todos queremos dar una buena impresión. Pensamos desde qué ponernos, hasta qué y cuánto contar de nosotros mismos, y cuando la persona tiene condición celíaca… se suma un tema”, planteó  Valeria Schapira en una conversación con Celi&co.

La periodista, escritora y experta en vínculos para match.com, autora de Dolores del alma. Un viaje del dolor al buen amor -entre otros-, reflexiona sobre la primera cita, también desde su condición de celíaca y vegetariana: “Creo que hay que decir que tenemos condición celíaca desde el primer momento. En primer lugar porque es una condición crónica (no una enfermedad) y no tenemos por qué avergonzarnos y, en segundo lugar, porque decirlo y ver la reacción del otro nos va a permitir conocer la calidad de esa persona”. Si la cita es a tomar un café, todo puede ser más fácil, pero si la invitación incluye cena, es importante explicar qué puede comer un celíaco y qué no y proponer un restaurante libre de gluten o con propuestas sin TACC donde se tomen todos los recaudos necesarios.

“Así como a una persona que tiene una dificultad de movilidad se le ve en la primera cita, es bueno plantear la condición celíaca en ese momento; si al otro le molesta, quizás no sea la persona que queremos tener a nuestro lado”, señala la periodista y remarcó que es una oportunidad para medir el grado de empatía y de ponerse en el lugar del otro que tiene nuestra cita, atributos que son muy importantes a la hora de pensar en armar una pareja, exista o no la condición celíaca en alguno de los dos.

“El que me quiera, que me quiera como soy -afirma Valeria-. Así como no voy a ocultar el credo que profeso, no tengo por qué ocultar que tengo condición celíaca, que por otro lado es algo condicionante pero no determinante. Por ejemplo, yo soy vegetariana y a mí me haría hasta un poco de ruido salir con alguien que coma carne, pero si me enamoro de un hombre que hace asados… trataré de no ver el asado.”

Cuando se busca pareja vía internet -en portales como match.com, por ejemplo- es posible especificar algunos detalles, y es claro que sería más fácil salir con otro celíaco… pero lo que sería más fácil no siempre es lo mejor, ni siempre funciona. Más allá de la primera cita, cuando la pareja ya está formada y llega el diagnóstico de celiaquía, la reacción de la otra persona es fundamental: “Si tu pareja no es celíaca pero hay empatía, sabrá que lo mejor que puede hacer es comer sin gluten, para evitar la contaminación y simplificar las cosas. Si prefiere no hacerlo, lo ideal es que registre y entienda que, por ejemplo, no puede lavar los platos con la misma esponjita ni poner las cosas en la heladera sin tapar”.

Schapira reconoce que a veces la pareja no se adapta, trata al celíaco como “maniático” y, en ese caso, deberíamos plantearnos para qué queremos en nuestra vida a alguien que no registra nuestras necesidades. “Fijate qué estas eligiendo -advierte Valeria-, porque si un amigo es capaz de cuidarte e ir a un restaurante donde hay opciones para celíacos, con más razón debería hacerlo una pareja. Y si no, ¿para qué lo querés?”, se preguntó la periodista a modo de reflexión.

 

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