En el caso particular de interés del público celíaco, nos toca pensar integralmente aportando variables que amplíen la perspectiva acerca de lo que significa el impacto del gluten de trigo y otros cereales en la salud de las personas. Quienes han padecido los malestares gastrointestinales, anímicos, emocionales, entre otros tantos debidos a la sensibilidad al gluten, serán particularmente receptivos de estas líneas. ¿Cuántas veces al día una persona percibe malestares en su abdomen (cólicos, flatulencias, distensión, acidez), pero también en otras partes de su organismo, como cefaleas, sangrado de encías, olor desagradable en la orina, dolores de espalda al despertar, falta de energía, debilidad, fatiga, pérdida de cabello, alteraciones menstruales y disminución del deseo sexual? Al revisar la literatura científica, hallamos innumerables síntomas que relacionan las diversas afecciones del organismo con la sensibilidad al gluten, ya sea celiaquía o una sensibilidad denominada “no celíaca”, o sea, sin anticuerpos específicos en sangre.

 

Cada vez se hace más presente en los congresos de gastroenterología la discusión acerca de diagnosticar celiaquía sin realizar biopsia de intestino y agregar a los diagnósticos la denominada “sensibilidad nocelíaca al gluten” que mencionamos. Esto implica toda una evolución que en los últimos veinte años aumentaron las enfermedades crónicas e incluso las padecen niños, jóvenes y adultos jóvenes. la medicina para comprender cómo incorporar a los diagnósticos una cantidad de pacientes que presentan amplia sintomatología compatible con enfermedad celíaca pero tienen marcadores negativos en sangre.

Una vez realizado el diagnóstico, los esfuerzos de la atención profesional se enfocarán en el cambio de hábitos del paciente para que retire determinado espectro de alimentos y pase al consumo de los denominados “aptos”. Luego de un buen tiempo -y según la voluntad, las posibilidades económicas, la respuesta de la familia y del estado, obras sociales y prepagas-, el paciente logra adaptar sus alimentos a las necesidades y requerimientos de su organismo.

Las mejorías son muchas veces instantáneas e inmediatas: a los pocos días de iniciada la dieta específica se logran enormes beneficios en la salud del paciente y de sostener esta conducta en el tiempo la salud mejora día a día. Es este el momento en que debemos preguntarnos qué sucede con quienes llevando una dieta estricta con los requerimientos adecuados y las visitas al médico frecuentes para los controles requeridos persisten con sintomatología tanto gastrointestinal como sistémica (de todo el organismo) como, por ejemplo, constipación, colon irritable, distensión, sangrado de encías, fatiga, déficit de atención, depresión, caída del cabello y alergias cutáneas y respiratorias

Nicolás Loyacono, médico egresado de la UBA. MN 133.199. Investigador del Hospital de Clínicas de la UBA en Patología Compleja y Ambiental, trastornos del espectro autista y enfermedades crónicas.

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